- DNIs ajenos. Aparecen mágicamente en nuestras carteras al día siguiente de salir de fiestón.
- Calendario, de esos que sale una tía en bragas que si la chupas desaparecen.
- Ficha de casino. De recuerdo del día que perdiste 40 l€rus en el casino pero robaste una ficha de 25 céntimos, JA
- Tarjeta de crédito. Muy desgastada por el intenso uso (más que nada, por los bordes).
- Carnet de donante de órganos con el grupo sanguíneo confundido para seguir jodiendo incluso después de muerto.
Un vistazo a los bolsillos.
- Móvil. Sin saldo, pero con cámara digital para inmortalizar tus fechorías hijoputistas y colgar las fotos en el tuenti.
- Rotulador. Con punta de centímetro y medio de grosor; está clarísimo que para hacer la lista de la compra no va a ser.
- Llavero con el escudo de la Guardia Civil. Cuando nos registra un miembro de cualquiera de los cuerpos de seguridad del estado y se encuentra con esto, los atentados contra la propiedad privada y la seguridad de las personas a menudo pasan a ser "travesuras sin malicia", el estado de embriaguez evidente se convierte en "va usted un poco chispas" y puede que el alijo de sustancias psicotrópicas requisado se nos devuelva con un amable "guarde usted sus medicinas".
- Un "chemero". Muy importante para enchufarse los puritos, aunque también por si alguna vez hay que prender un contenedor de basura o darle fuego jaquetona en una discoteca de moderniquis.
- Jamón. Cien gramos envueltos en papel de plata. El jamón para gastar bromas, la plata para otro uso que entretiene también bastante.
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